Desde 1961, todos los 15 de junio se conmemora en nuestro paÃs el dÃa del BioquÃmicx, en recordación del nacimiento del doctor Juan Antonio Sánchez, propulsor de la instauración de una profesión bioquÃmica con fuertes bases cientÃficas y profesionales. El entonces consejero por la Escuela de Farmacia de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, presentó en 1919 un proyecto para la creación de la carrera de Doctorado en BioquÃmica y Farmacia, como un perfeccionamiento de la carrera de Farmacia y que estableciera la estrecha correlación entre los estudios médicos, fisiológicos y quÃmicos biológicos.
Según la Asociación BioquÃmica Argentina, lo que hoy conocemos como bioquÃmica prácticamente no era ni siquiera nombrada en los inicios del siglo veinte, pues se considera que esta ciencia nació con el descubrimiento de la amilasa en 1893. De ahà la importancia de la visión del profesor Sánchez. En la actualidad suele sostenerse en el campo médico que al menos un 70% de los diagnósticos están basados en algún estudio de laboratorio, por lo que resulta ya impensable imaginar un equipo de atención de la salud sin la presencia de un bioquÃmico.
Rebeca Gerschman: una bioquÃmica argentina adelantada a su tiempo y el premio nobel que no fue
Rebeca Gerschman (1903 – 1986) fue una de las primeras graduadas en bioquÃmica y farmacia en la Universidad de Buenos Aires y una incansable defensora de los derechos de la mujer en el campo cientÃfico. Ingresó al Instituto de Houssay en la década del 30 y como discÃpula del doctor Bernardo Houssay, Rebeca fue una grandiosa personalidad cientÃfica que obtuvo un gran prestigio en el campo de la fisiologÃa humana. Su tesis doctoral de 1939 sobre el potasio plasmático, que darÃa lugar al método Gerschman-Marenzi, constituyó en su momento una técnica de vanguardia para el estudio de las variaciones de concentración de potasio sanguÃneo en distintas condiciones fisiopatológicas. Posteriormente, se especializó en Rochester (Nueva York) y comenzó a trabajar en el estudio del efecto fisiológico de los gases respiratorios sobre el organismo.
Su trabajo sobre la toxicidad del oxÃgeno, cuyos resultados se dieron a conocer en la revista Science en 1954, constituyó un hallazgo revolucionario. La teorÃa que lleva su nombre, acerca de la implicación de los radicales libres de oxÃgeno/ moléculas que oxidan y dañan los tejidos/ en la patogénesis de ciertas enfermedades y en los procesos de envejecimiento, conmovió a la comunidad cientÃfica debido a que se oponÃa a las concepciones del momento. Por ello, las primeras observaciones de Gerschman, lejos de ser aceptadas, suscitaron en sus colegas crÃticas y posturas que cubrÃan una amplia gama, desde la indiferencia hasta la más obstinada de las resistencias. Según Daniel Gilbert, colaborador de Gerschman y coautor del trabajo de 1954, parte de aquel rechazo se debió "a la falta de conocimientos básicos en la comunidad cientÃfica para comprender los novedosos planteos de Gerschman" (Gilbert, 1994). Esta última observación, sin embargo, debe ser matizada. El Dr. Boveris atribuyó dicha actitud a una caracterÃstica epistemológica especÃfica de las ciencias biomédicas, consistente en el rechazo de las investigaciones de tipo teórico, o de las hipótesis de trabajo carentes de una base experimental rigurosamente sólida, y la exclusiva aceptación de las hipótesis obtenidas a posteriori de un gran número de experimentos.
Más allá de las crÃticas que puedan formularse, lo cierto es que la intuición de Gerschman fue realmente brillante y avanzada para su época. De hecho, al tomar conocimiento de su teorÃa, el Dr. Houssay le comentó que: "Usted se va a quemar. No tomarán en serio su hipótesis, pero en los diez años siguientes se publicarán muchÃsimos trabajos experimentales que terminarán fundamentándola. De entre esos trabajos saldrá algún Premio Nobel".
La hipótesis de Gerschman fue luego confirmada por McCord y Fridovich en 1969, al descubrir la enzima superóxido-dismutasa. Desde ese momento, los cientÃficos aceptaron la teorÃa de los radicales del oxÃgeno, considerándola un aporte fundamental para la biologÃa y la medicina modernas. El trabajo pionero de Rebeca en el estudio de los radicales del oxÃgeno fue reconocido a nivel internacional, tanto que fue considerada por la comunidad cientÃfica como una indiscutible candidata al Premio Nobel de FisiologÃa y Medicina durante los primeros años de la década de 1980. Lamentablemente, cuando se disponÃan a entrevistarla para hacer la selección para el premio, la cientÃfica argentina se encontraba en un estado muy avanzado de la enfermedad que padecÃa (un tipo de anemia que ataca de forma inmune a las células de la médula ósea), y su hermana no permitió la misma. Falleció tiempo después.
Además de la investigación, se dedicó a la docencia desde su cátedra de FisiologÃa en la Facultad de Farmacia y BioquÃmica de la Universidad de Buenos Aires. Renovó los sistemas de docencia con conceptos dinámicos, impulsó la docencia al invitar a sus clases a personalidades destacadas de la fisiologÃa. Y revolucionó los métodos de enseñanza al hacer uso del cine cientÃfico como método audiovisual de aprendizaje.
El trabajo de Rebeca Gerschman abrió camino al reconocimiento de las situaciones y las condiciones en las cuales los oxidantes y antioxidantes ejercen acciones sobre el cuerpo humano, una nueva etapa en la investigación en el campo de los radicales libres. A ella se le debe el uso de los alimentos, medicinas y tratamientos antioxidantes para detener el envejecimiento de las células y mantener la salud humana. Gracias, Rebeca, por tu legado.
"No sabrÃa decirle por qué la obra de Rebeca no tiene el reconocimiento que merece; quizás por celos profesionales de los investigadores de su época, quizás por su condición de mujer o por incapacidad de comprender el alcance de su legado… Ella fue muy reconocida por el Dr. Houssay, pero atacada por algunos de sus discÃpulos", Dra. Lidia Costa.
-OBS: Estrictamente, radicales implica una especie quÃmica altamente reactiva y libre. Por ello, solo la mencionaremos como radicales.
-Fuente: Jorge N. Comejo. Una mujer en la ciencia argentina: Rebeca Gerschman. Mora 14: 136-143, 2008.